Francisco Javier Pirela
El 6 de marzo de 1799, dos buques franceses llegaron a la bahía de
Maracaibo con el pretexto de hacerles reparaciones en los astilleros
locales. Los corsarios traían consigo un barco inglés que habían
capturado en las costas de Coro. Como en ese tiempo, España y Francia
eran naciones amigas, el Gobernador de Maracaibo, lleno de buena fe,
decidió darle todos los auxilios que necesitaban a pesar de que la
tripulación estaba constituida en su mayoría por negros.
Pero ocurrió, que el mulato maracaibero Francisco Javier Pirela,
subteniente de una compañía de milicias de pardos, y sastre de
profesión, estableció relación con la tripulación de las embarcaciones y
junto a 200 hombres, organizó una conspiración contra el régimen
español.
La conspiración
Se planificó atacar a la ciudad, saquearla, matar a los blancos y
ricos, expulsar al gobierno español y establecer una republica. Después
mandarían a buscar 400 guajiros que ayudarían a mantener el orden.
También iban a ejecutar a los religiosos del Convento, pero dejando a
dos vivos para que administraran los Sacramentos. Sin embargo, delatado
Pirela, la mayoría de los conspiradores fueron apresados y enjuiciados.
Antecedentes de rebeldía
En 1795 el zambo José Leonardo Chirinos se había alzado en Coro
proclamando la ley de los franceses (Inspirado en la Revolución Francesa
y en la revolución de los negros en Haití). Los hacendados criollos
veían con terror una revolución de esclavos como la de Haití. Por ello,
la persecución que se desató no solo fue en contra de Chirinos (al que
ejecutaron) sino que se extendió indiscriminadamente a la población
negra.
En 1799, los negros expulsaron de la isla de Santo Domingo a los
españoles y blancos. Dos mil de esos refugiados fueron a parar a la
Maracaibo de entonces.
Destino de Pirela
Como Pirela era negroide y la mayor parte de los que lo acompañaban
eran de color, en el juicio se desvió la cuestión central hacia lo
racial, restándole importancia a la motivación política. Por esa razón
se le cambió la pena de muerte por la de 10 años de prisión en la
Habana.
Algunos historiadores, consideran a Pirela como el precursor de la
independencia zuliana, otros interpretan su acción como un acto de
piratería porque en sul programa estaba el saqueo de la ciudad. Pirela
no regresó nunca a Maracaibo y murió en España alrededor de 1821.
Jose Leonardo Chirinos
Líder de la insurrección de negros y zambos
desarrollada en la serranía de Coro en 1795. Hijo de un esclavo al
servicio de la familia Chirino, nació libre debido a que su madre era
una india. Se casó con una mulata de nombre María de los Dolores con
quien tuvo 3 hijos: María Bibiana, José Hilario y Rafael María. Tiempo
después sirvió a José Tellería, rico comerciante y síndico procurador de
Coro, a quien acompañó en uno de sus viajes al Santo Domingo francés
(posteriormente llamado Haití). Allí escuchó hablar a Tellería y otros
comerciantes acerca de la Revolución Francesa y los ideales de ésta
(libertad, igualdad y fraternidad). Asimismo, estableció contacto con el
proceso que se vivía en Haití donde los negros esclavos se habían
levantado contra los blancos y estaban luchando con éxito para obtener
su libertad. De regreso a Venezuela se incorporó a un grupo de
conjurados que se reunían en el trapiche de la hacienda Macanillas
(Curimagua, Edo. Falcón), entre los que se encontraba José Caridad González, un negro congolés muy informado de las ideas de la Revolución Francesa.
El día 10 de mayo de 1795 estalló la insurrección, que
establecía en su programa revolucionario el establecimiento de lo que
llamaban la Ley de los Franceses, es decir la República; eliminación de
la esclavitud e igualdad de las clases sociales; supresión de los
privilegios; derogación de los impuestos de alcabala. La mayoría de los
seguidores de Chirino eran negros de la tribu de los "loangos" o
"minas", del Reino del Congo. En términos generales, el objetivos de los
insurrectos era tomar todas las haciendas de la zona, reclutar hombres,
asegurar el paso hacia Coro y después hacer entrada a esa ciudad. Luego
de perpetrar el asesinato de algunos blancos y saquear sus propiedades,
se entregaron a la celebración demorando la toma de Coro, con lo cual
dieron tiempo a las autoridades de organizar la defensa. Los rebeldes
fueron repelidos y muchos de ellos asesinados o apresados. En cuanto a
Chirino, perseguido por las autoridades, pudo escapar y refugiarse en la
selva hasta que traicionado por un conocido en Baragua, fue capturado
por las autoridades en agosto de 1795. Trasladado a Caracas, la Real
Audiencia lo condenó a la horca, el 10 de diciembre de 1796, sentencia
que se ejecutó en la plaza Mayor de esa ciudad (hoy plaza Bolívar). Como
escarmiento y para desalentar futuras rebeliones, la cabeza de Chirino
fue puesta en una jaula de hierro que se colocó en el camino hacia los
Valles de Aragua y Coro. Además, sus 2 manos cortadas se fijaron en
Caujarao y Curimagua. Sus familiares no corrieron con mejor suerte, ya
que, fueron vendidos como esclavos lejos del sitio donde vivían: María
de los Dolores y Rafael María, en Caracas, y María Bibiana y José
Hilario, en Puerto Cabello, su esposa murió antes de ser trasladada a
algún sitio.
El movimiento encabezado por Chirino y José Caridad
González, fue una insurrección que impactó política, social y
económicamente a la sociedad colonial venezolana. Con el objeto de
cumplirse en 1995, 200 años de la rebelión acaudillada por Chirino, el
Ejecutivo Nacional, el Congreso de la República y diversas instituciones
culturales del país, acordaron homenajear al luchador social. Entre los
actos conmemorativos, se develó una placa en el Panteón Nacional, el 10
de mayo de 1995, con lo cual quedó reconocida oficialmente su presencia
al lado de los otros próceres venezolanos.